Nuestra Comunidad
Monasterio de San Ildefonso


escudo-fundacionQuiénes Somos

Somos una comunidad de monjas agustinas contemplativas que desarrollamos el apostolado de la educación de niños y jóvenes en un colegio. Nuestro ideal es mantener una intensa vida contemplativa que alimente nuestra rica vida fraterna y el trabajo apostólico en el colegio; servicio comenzado desde la fundación.

Origen y fundación

Nacimos a la vida religiosa gracias a San Alonso de Orozco, fraile de la Orden de San Agustín. El 9 de mayo de 1573 fundaba en Talavera de la Reina un convento de religiosas. Su hermana Francisca, junto con otras mujeres, querían llevar una vida de entrega total a Dios en el recogimiento y la oración.

La Comunidad fue afianzándose en el santo propósito de vivir según la Regla de San Agustín, con el apoyo material y espiritual de Fray Alonso y la ayuda de dos hermanas del Monasterio de Agustinas de Madrigal de las Altas Torres.

Desde los primeros años de la fundación admitieron en la clausura a jóvenes que educaban, algunas abrazaban la vida religiosa y otras se preparaban para el matrimonio.

Sencillez de vida, caridad, recogimiento y oración caracterizaban su forma de vivir.

san-alonsoHistoria

Este estilo de vida continuó a lo largo de los siglos, a pesar de las adversidades y dificultades de las distintas épocas.

El amor a los Corazones de Jesús y María marcó la piedad de la Comunidad desde el momento en el que se extendían estas devociones en la Iglesia universal (S.XVII-XVIII), hasta el punto de poner la vida comunitaria y la misión educativa bajo su protección. Este fuego mantuvo el ardor espiritual de las Hermanas y la unidad fraterna en medio de los avatares de la historia que afectaron a la Comunidad y al Colegio: la invasión de las tropas napoleónicas (1808), la desamortización de Mendizábal (1836) o la guerra civil (1936).

El Espíritu Santo fue cuidando a la Comunidad suscitando en cada momento a las personas que eran necesarias para mantener vivo el carisma, adaptando aquellos elementos de la vida comunitaria más esenciales que requerían  la actualización según los tiempos.

La consolidación de las características peculiares de nuestra Comunidad tendrá lugar en 1901 con el reconocimiento oficial del Colegio. Ya en 1885 se abrió una pequeña escuela; pero debido al  reducido número de religiosas, y muchas  de ellas mayores, se pidió ayuda al obispo de Salamanca, Fray Tomás Cámara, agustino. Por mediación de dicho hermano, llegaron para reforzar material y espiritualmente a la Comunidad cinco monjas de Santa Mª Magdalena, Monasterio de Hermanas Agustinas, también fundado por san Alonso de Orozco en la villa madrileña cuando era predicador real de Felipe II.  En ese año de 1901 se reconoce según la normativa vigente el colegio y se impulsa la vida espiritual del convento.

¿Cómo es nuestra vida hoy?

Buscamos a Dios  con un solo corazón y una sola alma.

San Agustín, nuestro Padre,  deseaba que sus hermanos y fieles, vivieran como las primeras comunidades de cristianos, que cómo nos cuentan los Hechos de los Apóstoles: “tenían un solo corazón y una sola alma; nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común” Hch4, 32.

Por eso, tres son los pilares fundamentales de nuestra vida:

  • Interioridad
  • Fraternidad
  • Servicio a la Iglesia

escudo-ceramicaInterioridad

La interioridad para nosotras consiste en la aventura de un viaje al interior de nosotras mismas. Como San Agustín hemos descubierto personal y comunitariamente, que quién entra dentro de sí con rectitud de corazón se encuentra con la Verdad; y la Verdad se llama Jesús.

Este viaje se va realizando a través del contacto con:

  • La Palabra de Dios en la lectura y oración;
  • La celebración diaria de la Eucaristía por todas las Hermanas al principio del día,
  • El rezo comunitario del Oficio divino a lo largo de la jornada donde nuestras voces se unen a la de Cristo, y a la de toda la Iglesia del Cielo y de la tierra para: alabar, adorar y glorificar al único Señor;
  • La Virgen María que modela el corazón consagrado de cada Hermana, y marca a fuego el corazón de cada niño o joven que ha pasado por el Colegio a través de la Consagración a la Madre del Buen Consejo;
  • Y el estudio y la formación espiritual para alimentar nuestro encuentro personal con Jesús y para poder poner en diálogo fe y ciencia cada día, respondiendo a los interrogantes de aquellos con los que convivimos, como hizo San Agustín en su tiempo.

Fraternidad

La fraternidad es la vida de familia que hace posible el Espíritu Santo entre nosotras. “Hace que muchos corazones se transformen en uno solo por el amor” como afirmaba y exhortaba S. Agustín.

Muchas de las hermanas son alumnas del Colegio y en el inicio de su vocación se encuentra la gran atracción que sintieron al ver cómo se amaban las monjas. La alegría, la gratitud, la sencillez y cordialidad  en el trato, el amor a lo común antes que a lo propio, el aprender unas de otras y el compartir los dones y capacidades, gozos y sufrimientos, son manifestaciones concretas de nuestra fraternidad.

Es un don inmenso y una tarea constante, porque el Amor no acaba nunca.

san-agustin

Servicio a la Iglesia

Este espíritu de familia que nos identifica por carisma, intentamos vivirlo en el Colegio con los niños y con sus familias.

El servicio a la Iglesia es una herencia recibida directamente de San Agustín: “Si amamos a Cristo-Cabeza y Le servimos; no podemos dejar de amar y servir a su Cuerpo que es la Iglesia”.

Como expresiones concretas de este servicio vivimos:

  1. Un amor grande al Santo Padre, de este modo intentamos conocer y hacer nuestras las intenciones y directrices de su Magisterio para ponerlo en práctica a nivel comunitario y pastoral;
  2. Nuestra misión educativa en el Colegio, en el que de una manera o de otra, está implicada toda la Comunidad: en el desarrollo de las clases desde E. Infantil hasta Bachillerato; o en otros servicios no docentes como la administración, la secretaria, los comedores, recreos,…
  3. Nuestra misión pastoral con los niños, jóvenes y familias porque como centro educativo católico agustiniano lo más importante y bonito de nuestra misión es llevar a Jesús a todos los que viven con nosotras. Decía S. Agustín, “si amáis a Dios, arrastrad a todos al amor de Dios; arrastrad a cuantos podáis, exhortando, orando, dialogando, dando razones, con mansedumbre, con amabilidad: arrastrándolos al amor”, por eso como tenemos un gran deseo de Dios,  queremos llevar a otros a que conozcan su Amor.

A través de la labor educativa en el Colegio y pastoral en los Grupos Amigos de Agustín (niños), Cor Unum (adolescentes y jóvenes), Santa Mónica (familias)  y Comunidades de Madres cristianas Santa Mónica (madres de familia), intentamos acompañar a los que nos rodean para que busquen la Verdad en su interior, a que caminen en una auténtica fraternidad evangélica y a que hagan de su vida un servicio que construya la civilización del Amor allí donde se encuentren.